La solvencia se refiere a la capacidad de pago que tiene una empresa para atender sus compromisos de vencimiento a corto plazo y, por otro lado, los bienes y recursos materiales y financieros que tienen como respaldo para cumplir con dichas obligaciones de pago a su vencimiento. A través de sus estados de resultados y, de sus proyecciones financieras puede pronosticar de manera confiable que mantendrá una situación estable y sólida.
La liquidez implica contar con la disposición de efectivo suficiente para pagar oportunamente los compromisos hechos con antelación.
Miguel Miranda, en “La enseñanza con dibujos del análisis e interpretación de la información financiera”, menciona: “Todo negocio que tiene liquidez es solvente, pero no todo negocio solvente tiene forzosamente liquidez”.
Fuente: Vive la Administración II, Progreso Editorial.
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