La tarde.
Ruedan las olas frágiles
de los atardeceres
como limpias canciones de mujeres.
La tarde.
Ruedan las olas frágiles
de los atardeceres
como limpias canciones de mujeres.
Un pájaro me despertó con su canto.
Gorjeaba en mi ventana.
Parecía decirme “Ven, asómate”.
¡Y qué hermoso estaba el cielo!
¡Qué lindo, vengan a ver qué lindo: en medio de la calle ha caído una estrella;