En base a los trabajos de los principales doctrinarios de la economía clásica, en 1870, economistas como William Stanley Jevons, León Walras, Karl Menger y Alfred Marshall imprimieron un giro a la economía, abandonando las limitaciones de la oferta para centrarse en la interpretación de las preferencias de los consumidores en términos psicológicos. Al fijarse en el estudio de la utilidad o satisfacción obtenida con la última unidad (unidad marginal) consumida, los neoclásicos explicaban la formación de los precios, no en función de la cantidad de trabajo necesaria para producir los bienes, sino en función de la intensidad de la preferencia de los consumidores en obtener una unidad adicional de un determinado producto.
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Neoclásicos
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