Aspectos de la Cultura Tolteca





Los astrónomos toltecas.
Los toltecas veneraban divinidades astrales tales como Tezcatlipoca, dios del cielo nocturno, y Quetzalcóatl, la estrella matutina. Este tipo de religión necesariamente dependía de conocimientos astronómicos avanzados, pues gracias a ellos se podía determinar los días de las fiestas o los actos rituales. Sus mismos gobernantes eran reyes-sacerdotes, educados en todas las artes de su pueblo, en particular la astronomía. El rey-sacerdote tolteca era la encarnación de un ser divino que originalmente estaba en el cielo estrellado.

Los frisos de Tula.
Sobre el Templo de la Estrella Matutina hay tableros verticales algo sobresalientes, adornados con relieves durante el florecimiento de Tula, y enmarcados por fuertes molduras. La parte superior del tablero muestra una hilera ininterrumpida de jaguares y pumas, mientras que la parte inferior está adornada a intervalos regulares con parejas de águilas y de zopilotes que sostienen corazones humanos entre sus garras. Entre estas parejas de aves se ve, un poco más ahondada, la imagen de una serpiente emplumada, siendo esta una clara referencia a Quetzalcóatl. A poca distancia de la base de la pirámide hay un muro monumental cuya parte central muestra unas serpientes que miran hacia varios lados, y de cuyas fauces salen figuras de esqueletos humanos.

Alfarería.
Cuando se excavó Tula se halló en todos sus edificios la cerámica tolteca de Mazapán. Semejante a la cerámica chichimeca-azteca en los diseños lineales pintados en el interior de las vasijas y los platos de color de barro; estos diseños consisten en grupos de delgadas líneas rectas u onduladas. También aparecen finas espirales y cruces gamadas más gruesas. La llamada “plástica de barro “consistió de figuritas bastante burdas y planas hechas en molde y que llevaban directamente a los pequeños ídolos de barro de la época azteca. Otro tipo de cerámica recibe el nombre de “cerámica plumbate” debido a que las delgadas y duras paredes de la vasija tiene un brillo metálico que se parece a un vidriado, pero proviene del plano contenido en el barro.

Los gigantes de Tula.
La gran pirámide de Tula estaba dedicada a Quetzalcóatl en su advocación como estrella de la mañana. En este templo se conmemoraron las glorias de los triunfos militares. Entrando al amplio vestíbulo de las 51 columnas cuadradas podía el sacerdote admirar la larga procesión de guerreros, hoy llamado Atlantes o Gigantes de Tula, esculpidos en fila india a lo largo de una banqueta rematada por una franja saliente, decorada con serpientes verdes. Se ha pensado que los gigantes atlantes eran encarnaciones humanas del mismo dios porque antaño tenían el cuerpo cubierto de rojo y blanco y porque llevaban dardos y lanzadardos. Estas armas eran las del dios del Sol, la deidad flechadora, el dios que lanza los rayos.






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