Capitalismo imperialista




Hacia 1871 se consolida la etapa histórica conocida como imperialismo, que Lenin calificaba como la fase superior del capitalismo. Los países europeos consolidaron su dominio sobre África y Asia, convirtiendo en colonias a prácticamente la totalidad de ambos continentes. De estas naciones extrajeron cantidades inconmensurables de materias primas para alimentar sus industrias. Asimismo, se hicieron de mano de obra barata que les permitió ser más competitivos, es decir, producir más mediante una inversión menor.

Las naciones africanas y asiáticas participaron principalmente, de este modo, en la fase de producción, y de manera muy marginal como consumidores (al consumir como nación la tecnología que les importarían las metrópolis como, por ejemplo, los medios de transporte).

Algo similar ocurrió en Latinoamérica, donde Estados Unidos, Inglaterra y Francia, principalmente, aunque no sojuzgaron a las jóvenes naciones a punto de convertirlas en colonias, se hicieron de buena parte del control de las decisiones en materia económica y política.

Los marginalistas, antecedente de los neoclásicos.
Esta etapa histórica es conocida como imperialismo moderno, y en ella se instauró en todo el mundo el sistema de mercado.

En esta época surgió la que fue conocida como revolución marginalista, cuyos principales autores y fundadores fueron William Stanley Jevons, Karl Menger y León Walras.

Afirma Augusto Costa: “La teoría del valor marginalista toma en cuenta a las mercancías estrictamente como cosas útiles y escasas a las que llaman bienes, los cuales adquirirán un precio como resultado del intercambio en el mercado”. El precio de cada mercancía dependerá de la cantidad disponible en el mercado, de la riqueza de los individuos y de la medida en que los gustos de quienes participan en las transacciones se inclinen por ella.

La nueva teoría de los precios creada por el marginalismo fue adoptada por la teoría neoclásica y domina hasta la actualidad. Esta teoría busca contestar por qué los factores de producción tienen precio. El precio de una cosa se determina a partir de su grado de utilidad y escasez.

Para el marginalismo los precios de mercado se fijan en torno a un valor de equilibrio de mercado, que ya no está vinculado al trabajo incorporado en las mercancías, sino con lo que cada uno de los elementos que intervienen en la producción (trabajo, capital y tierra) aportan a la misma. Por tanto los precios de mercado, si bien son determinados por el libre juego de oferta y demanda, se corresponden con las “justas” retribuciones que perciben quienes intervienen en la producción (el trabajador y el capitalista).

La consecuencia teórica-metodológica de usar el enfoque marginalista es la eliminación de la lucha de clases sociales, ya que los individuos son vistos como simples perceptores de ingresos y las diferencias sociales dependerán únicamente del nivel de ingresos.

El enfoque marginalista transformó la mirada con la que se aborda el objeto de estudio de la economía, ya que eliminó los factores sociales u explica el comportamiento humano mediante asociaciones subjetivas.

Teoría neoclásica.
Esta teoría retoma los principios de la economía clásica expuestos por Adam Smith y David Ricardo. Apareció durante las primeras décadas del siglo XX, después de la Primera Guerra Mundial y tomó auge durante los años treinta, en plena crisis económica mundial. La teoría pretende explicar y dar solución a los principales problemas económicos que ocurrían en la época, como el elevado desempleo y la inflación desmedida que se presentaba en Estados Unidos y Europa.

Alfred Marshall, podemos decir que construyó esta teoría como tal en 1890 con la obra ‘Principios de Economía’. Marshall enuncia el problema fundamental de la teoría marginalista, o sea, la inconsistencia de plantear como patrón de medida del precio de las mercancías un elemento difícilmente medible, la utilidad marginal.

Marshall combinó su habilidad matemática y su capacidad de abstracción para crear modelos explicativos y puso énfasis en la demanda, a diferencia de enfoques económicos anteriores, que privilegiaban la oferta en el proceso productivo.

Este teórico rechazaba calificar al análisis marginal como un elemento omnipresente y determinante de todo tipo de valor.

La contribución más importante de Marshall a la teoría de la demanda fue haber establecido la relación inversamente proporcional entre precio y cantidad, es decir, a mayor precio menor cantidad de demanda. Marshall entonces trata de medir las decisiones de los consumidores, sujetas al pago que éstos estarían dispuestos a dar por un producto.

En la teoría de la oferta contribuyó acertadamente con la conceptualización de los tiempos, en corto plazo (dividió los costos en fijos y variables, además de evaluar y señalar las características de las empresas), y en el largo plazo (donde diferenció entre las economías internas y las externas para explicar los procesos de crecimiento de las empresas).

Teoría subjetiva del valor.
Desde el punto de vista de la teoría subjetiva del valor, la utilidad es precisamente la capacidad que tienen los bienes pata satisfacer las necesidades humanas. Esta capacidad está dada por las cualidades físicas del bien, por ejemplo, la utilidad de un coche está dada por el conjunto de cualidades físicas que le permiten satisfacer las necesidades de transporte. La utilidad de un bien también está condicionada por la cantidad que se disponga de ese bien, es decir, si yo requiero de un kilo de manzanas para hacer un pastel y sólo cuento con dos piezas, este bien no tiene utilidad porque no me sirve para cumplir mi deseo o necesidad. Pero también ocurre lo contrario, porque en la medida en que un individuo tenga mayor cantidad de bienes, le otorgará menor utilidad (valor) a cada uno de ellos, y más allá, si un bien presenta escasez, entonces tendrá más valor. Es por eso que la Economía se encarga del estudio de los bienes que son escasos, llamados también bienes económicos.

Los bienes libres o gratuitos no son objetivo de estudio para la Economía porque se encuentran en gran cantidad en la naturaleza y cada individuo puede adquirirlos en abundancia, por lo que no les confiere mucho valor.

A nivel de la sociedad económica en su conjunto, también existe escasez de recursos y necesidades ilimitadas, por eso surge la Economía, para tratar de organizar los sectores productivos para decidir qué se va a producir. Si una sociedad crece, la producción también lo hará y en consecuencia, las necesidades. Sin embargo, los bienes no crecen en la misma medida que se requieren, por lo que siempre existirá escasez de recursos en relación con las necesidades ilimitadas de la sociedad. Llevadas por el surgimiento de nuevos intereses, las necesidades materiales parecen ilimitadas. Cosas que ayer eran innecesarias, hoy son imprescindibles. No podemos imaginar hasta dónde llegaremos con la producción en serie, con las nuevas necesidades que surgen a diario y con la incapacidad de renunciar a las posiciones de bienestar ya alcanzadas.

En síntesis, existe una íntima vinculación entre necesidades humanas, por un lado, y escasez y utilidad de los bienes que las satisfacen, por el otro. Estos elementos nos ayudan a precisar la teoría subjetiva del valor o teoría del valor utilidad.

Utilidad Marginal.
Consiste en que cuanto algún individuo posee una mayor cantidad de un bien, la utilidad que le atribuye a cada unidad del bien va disminuyendo con relación directa al aumento de unidades del bien de que se trate, lo que se conoce como ley de la utilidad decreciente. Por el contrario, cuando este individuo posee pocas unidades de un bien, le atribuye mayor importancia a cada una, es decir, cada unidad del bien tendrá para él mayor utilidad.

Con esta explicación nos damos cuenta de que existen dos tipos de utilidad, la utilidad total y la utilidad marginal.

El libre mercado.
Milton Friedman creó el monetarismo y se convirtió en el principal defensor del capitalismo y de la libertad económica.

El monetarismo tiene dos principios básicos:
·         La cantidad de dinero creada y controlada por el Estado es el único factor determinante del nivel de gasto de las familias y de la actividad económica.
·         Para asegurar que los precios se mantengan estables el Banco Central (en nuestro país, el Banco de México) debe establecer un índice de crecimiento de la cantidad de dinero creada y controlada por el Estado a una tasa aproximadamente igual al crecimiento de la economía.

De esta forma, Friedman deja claro su rechazo hacia cualquier tipo de participación del Estado en el mercado y promociona la libre empresa. Para alcanzar un sistema de libre empresa, asegura Friedman, debe implementarse estas acciones:

·         Reforma del sistema monetario y bancario para eliminar la creación y destrucción privada del dinero (reserva bancaria del 100 %).
·         Determinación del volumen del gasto gubernamental basados en la disposición de la comunidad por pagar los servicios públicos.
·         Determinar con exactitud las condiciones y las cantidades destinadas a asistencia social o a transferencias directas.

Friedman observa al Estado como el agente obligado a mantener la ley y el orden, supervisar la moneda y renunciar a las funciones que pueden hacerlas mejor en el capitalismo competitivo.

Friedman considera que la libertad económica, como él la define, claro, es requisito para que un individuo acceda a la libertad política. El sistema de libre mercado propuesto por Friedman puede resumirse en los siguientes puntos:

·         Como la educación pública presenta deficiencias, los padres deben tener libertad de elegir la escuela a la que enviarán a su descendencia.
·         Considera que la competencia dará libertad a las personas para elegir, debido a que tendrá muchas opciones para escoger.
·         Aunque reconoce los avances en las condiciones laborales, desestima la participación de los sindicatos.
·         El precio de un producto informará a los productores si se requiere más o menos de éste.
·         Propone establecer valores y principios que no pongan en riesgo al liberalismo económico.


Fuente: Vive la Economía 1 (Progreso Editorial).

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