Las necesidades y sus satisfactores

Todo individuo se comporta, tanto de manera personal como social, atendiendo a sus intereses, pero siempre buscando satisfacer sus necesidades y procurando el mayor bienestar posible. Pero al mismo tiempo, esa búsqueda del bienestar o de la utilidad individual se puede traducir en utilidad colectiva, pues en la medida en la que cada persona procure un uso más eficiente de los recursos que dispone, logrará mayor calidad de vida tanto en su ámbito personal como en el colectivo.

Nuestra vida está determinada por infinidad de necesidades, desde las más sencillas hasta las más complejas.

Cuando el ser humano comenzó a poblar el planeta, pudo disponer de manera ilimitada de cuanto recurso natural encontraba en su entorno para satisfacer necesidades. Sin embargo, conforme la población comenzó a a aumentar y los recursos comenzaron a escasear, los individuos debieron unir esfuerzos para allegarse los medios y atender dichas necesidades. Ante el reconocimiento de la escasez de los recursos disponibles que debían destinarse a necesidades crecientes, el ser humano identificó métodos para optimizar su uso, es decir, para propiciar un mejor aprovechamiento de los mismos y atender el mayor número de necesidades posibles.

Las necesidades y la escasez constituyen los dos factores básicos que motivan a la Economía. Ahí, precisamente, comenzó a gestarse el elemento central que da origen a la Economía: el hecho de que la sociedad tiene un número infinito de necesidades, pero cuenta con recursos limitados para satisfacerlas. En otras palabras, frente a necesidades ilimitadas, se cuenta con satisfactores escasos, así que es necesario optimizar su aprovechamiento para permitir que cubran la mayor cantidad posible de necesidades, es decir, economizar su uso. En tal sentido, los dos factores básicos que motivan la Economía son la necesidad y la escasez de satisfactores.

Fuente: Vive la Economía 2 (Progreso Editorial).