Curva de la Oferta

Las condiciones establecidas en la Ley de la Oferta determinan que, a incrementos sucesivos en el precio de mercado de un bien o servicio, se registrarán igualmente aumentos graduales en su oferta total. La curva de la oferta es la expresión gráfica de dicho comportamiento, y muestra las distintas cantidades de bienes o servicios que serán ofrecidos a los consumidores, durante periodos definidos, ante variaciones sucesivas en su precio. Como condición fundamental para su cálculo y trazado se considera que los factores productivos empleados permanecerán constantes, así como la tecnología empleada para la transformación de satisfactores y el precio de los bienes sustitutos. Es decir, salvo el precio, todos los demás elementos y factores se mantienen constantes (ceteris paribus).

En ese sentido, la curva de oferta refleja invariablemente la relación existente entre el precio y la cantidad ofertada en el mercado: a cada uno de los sucesivos precios registrados en ésta, le corresponde una cantidad ofrecidas, que generalmente varía en el mismo sentido que los precios. Tomando en consideración los determinantes de la oferta, su función establece que la cantidad ofrecida (Q) de un determinado bien o servicio, en un determinado periodo, depende directamente del precio del bien (p), del costo de los factores de producción (c) y del nivel tecnológico disponible para su elaboración (t).

Q = f (c, t, p)

Mientras que la demanda reacciona de manera inversa a los precios, en la oferta mantienen una relación directa con la variación de los mismos. Por ello, las curvas de oferta suelen ser crecientes y convexas, como consecuencia de los rendimientos decrecientes y, a diferencia de la demanda, presentan una pendiente positiva. Por tal circunstancia, presenta una orientación contraria a la generalmente mostrada en las curvas de demanda.

Fuente: Vive la Economía 2 (Progreso Editorial).