La empresa familiar




La organización familiar tienen dos elementos interrelacionados: la familia y la empresa, con sus propios lineamientos, sentido de pertenencias, escala de principios y valores, etcétera, por lo que el desafío radica en diseñar procedimientos que satisfagan ambos elementos.


Casi el total de las empresas que se han fundado en el mundo son familiares, y en México representan el 90 % de todo el universo empresarial. Se les denomina así porque su propiedad es prácticamente de los miembros de un solo grupo familiar directo, llámense esposos, padres, hijos, hermanos. ¿A qué se debe que se utilice este término para diferenciarlas de otras?

Hay empresas profesionalizadas y no profesionalizadas, sin importar su giro, tamaño, estructura o nivel de operaciones. Las empresas profesionalizadas son aquellas que pueden tener socios, inversionistas o integrantes en el Consejo de Administración o en la operación de la empresa, sin lazos sanguíneos o políticos y, que además, administran estratégicamente la empresa sin centralizar o controlar la toma de decisiones.

¿Qué es una empresa familiar?
Es una organización cuya propiedad, total o mayoritaria, así como la toma de decisiones, corresponde y está controlada prácticamente al 100 % por los integrantes que conforman a una sola familia directa.

Algunas de sus ventajas son:
·         Sus miembros tienen fuertes lazos familiares, lo que los hace trabajar más unidos y hacia un mismo objetivo: el bienestar de todos.
·         Tienden a utilizar menos créditos bancarios y prefieren hacer aportaciones personales, lo que da liquidez y finanzas sanas.
·         Las decisiones que se toman, ya sea a favor o en contra, son rápidas, normalmente.
·         Se suma la experiencia del padre y de la madre, así como los estudios profesionales de los hijos.
·         El control de los ingresos y egresos es estricto y supervisado de manera confiable.
·         El compromiso, lealtad y dedicación son más por convicción que por obligación o conveniencia personal.
·         La reinversión es tomada en cuenta más como un beneficio y no como un gasto innecesario.

Entre sus desventajas destacan:
·         Muchas veces no se separan los roles familiares de los roles de trabajo, lo que vuelve complicadas las relaciones personales y laborales.
·         Si bien, muchas veces gozan de buenas finanzas, la verdad es que también no arriesgan capital u obtienen créditos bancarios blandos que les facilite invertir para crecer mejor y más rápidamente.
·         Aunque las decisiones no se burocratizan, sí se centralizan, lo que ocasiona que se omita conocer las opiniones de los empleados que pudieran tener un mejor desempeño.
·         En ocasiones no sirve unir la experiencia de los padres con los conocimientos actuales y profesionales de los hijos, pues, con mucha frecuencia, los que iniciaron el negocio están muy apegados a las ideas y procedimientos del pasado porque dicen que les han funcionado hasta el momento.
·         Puede suceder que al vigilar en extremo el dinero que entra y sale, se descuide la operación por atender aspectos menos importantes.
·         Como los dueños tienen un compromiso inquebrantable con la empresa, quieren que sus colaboradores también lo tengan, pero a cambio de nada.
·         Quien lleva las riendas de la empresa casi nunca prepara de forma adecuada a su sucesor.


Fuente: Vive la Administración II, Progreso Editorial.

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