La isla de Lanzarote




Quizá alguien la soñó, cuando desde el fondo del mar una erupción volcánica dio lugar a uno de los archipiélagos más privilegiados del planeta. Se trata de Lanzarote, una de las siete islas Canarias, la más cercana al continente europeo, que está a solo 140 kilómetros de la costa noroccidental de África.

Puedes llegar en avión desde Madrid, o en un barco desde la Gran Canaria, que es la capital de la provincia, para bajar en una isla de arena negra que tiene una temperatura media anual de 20 °C, y que está llena de lugares completamente inverosímiles. En un solo día se puede recorrer sus 80 kilómetros de punta a punta. Se puede parar uno en la capital, Arrecife, una playa de arena negra y agua intensamente azul, con hoteles y bares de lujo, dónde uno puede echarse un gin and tonic con ginebra canaria; luego se puede hacer un recorrido por áreas de casas desperdigadas que parecen de cuento –blanquísimas y verdetejadas –,  para llegar al parque de Timanfaya y subirte a un dromedario, ver cómo funcionan los géisers y cómo se puede cocinar carne y pollo en una parrilla puesta directamente sobre el cráter.

De regreso se puede pasar por un viñedo donde se puede probar el delicioso vino de Malvasía con denominación de origen, mientras se degusta salchichón y queso de cabra oriundo con un buen pan, para después pasar por los Jameos – unas grutas subterráneas de agua azulísima –, la Cueva de los Verdes y el jardín de cactus más grande del mundo, obra del artífice César Manrique (1919 – 1992), pintor, escultor, arquitecto y artista que soñó y logró esa armonía inusitada entre el arte y la naturaleza. Al final del día se puede comer papas arrugáas y mojito canario en el restaurante de un observatorio desde donde se puede divisar la graciosa isleta de la Graciosa y la costa de Marruecos.

Al día siguiente, ésta isla de sólo 845 kilómetros cuadrados – nombre procedente del marino genovés Lanceloto Malocello, quien la visitó en el siglo XIV – puede depararte otras sorpresas antes de continuar el camino hacia las otras seis islas del archipiélago, cada una diferente, única y original.


Fuente: Revista Algarabía No.123.

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