Palenque




La ciudad arqueológica de Palenque se encuentra en el Estado de Chiapas, en las primeras estribaciones de la vertiente septentrional de la sierra chiapaneca. Se trata de la región más húmeda de México y una de las de mayor precipitación pluvial del mundo, lo que explica la feracidad del suelo y la exhuberante vegetación.

La zona arqueológica está a 8 kilómetros del pueblo de Santo Domingo de Palenque. El nombre que los españoles dieron al pueblo, Palenque, significa "estacada", valla de madera que generalmente rodeaba un sitio para defenderlo. 

Este pueblo tiene por nombre Palenque; que dicen quiere decir lugar de guerra, campo de batalla, o tierra de lucha (en maya).

Palenque se acerca al límite occidental del área maya y su florecimiento como el de los demás centros de la región del Usumacinta se sitúa en el periodo Clásico Tardío (siglos VII a IX) aunque se han encontrado vestigios cerámicos del Preclásico que nos permite suponer que por lo menos hacia el 400 A.C., ya existían pobladores, en lo que sería más tarde el centro ceremonial.

Las bases de la cultura maya fueron asentadas en el Preclásico, como por ejemplo la escultura y el calendario que debe su origen a la cultura Olmeca, recibiendo también los mayas incipientes aportaciones de los zapotecas de Monte Albán.

En el periodo Clásico Maya (300 - 900 D.C.), marca la culminación del proceso de diferenciación de esta cultura, teniendo un desarrollo particular que la caracterizó. El crecimiento poblacional y la estratificación social ocasionaron la creación de numerosos centros independientes en donde los adelantos técnicos en la construcción favorecieron el desarrollo de los principales sitios mayas del Usumacinta en donde la ciencia y las artes fueron elevadas a un alto nivel de perfección.

A principios del siglo X comienza el fin del periodo Clásico tardío que marcó el brusco descenso de numerosos centros del Usumacinta, probablemente por un crecimiento poblacional que no fue posible sostener, sumado por el empobrecimiento de las tierras y numerosas guerras entre los distintos centros que ocasionó la muerte y el abandono por sus pobladores.

La zona arqueológica de Palenque fue muy bien adaptada a la configuración del accidentado terreno por sus constructores, destacando el recinto ceremonial sobre una gran plataforma artificial, el denominado "Palacio" con su torre y sus galerías abiertas al exterior. Hacia el norte destaca un pequeño juego de pelota, así como la desembocadura de un acueducto que capta las aguas del río Otolum que atraviesa la cuidad. Hacia el sudoeste se encuentra adosado al cerro el Templo de las Inscripciones y en un nivel más elevado se encuentran los templos del sol, de la cruz y de la cruz foliada. Entre las estructuras más importantes de Palenque destaca el Templo de las Inscripciones, por los hallazgos que se han encontrado en su interior, ya que oculta la tumba del Rey Pa´Kall.

Aparte del estudio y registro del curso de los astros, los mayas heredaron el calendario y la numeración, que fue de origen Olmeca y este conocimiento fue difundido a toda Mesoamérica y cada región cultural le imprimía su personalidad. Las observaciones astronómicas pudieron precisar las revoluciones sinódicas del sol, la luna, el planeta Venus, y numerosas estrellas, así como la determinación exacta de solsticios y equinoccios para el control agrícola. Contaban con dos calendarios el solar de 365 días y el ritual de 260 días que tiene su origen en el ciclo de Venus. El calendario ritual iba íntimamente ligado a las festividades religiosas, los rituales se celebraban en las grandes plazas y explanadas, frente a los adoratorios y altares al pie de las representaciones de los dioses. Los rituales con frecuencia estaban precedidos por ayunos y abstinencias, comprendían oraciones, ofrendas de frutas y animales. Era usual el autosacrificio, sacándose sangre de la mejilla, oreja, labio, lengua o sexo. El sacrificio humano también se realizaba entre los mayas, por flechamiento, decapitación, inmersión o arrancamiento del corazón por un sacerdote menor llamado nacom, mientras que el sumo sacerdote era denominado Ahuacan y el sacerdote considerado como el divino y profeta se denominaba Chilam.

La sociedad maya estaba claramente dividida en clases, la nobleza era la clase superior que se asentaba cerca de los centros ceremoniales, eran individuos dedicados al sacerdocio y a la guerra, a la cabeza del gobierno estaba el Halach Uinic y su cargo era hereditario, pasando al hijo mayor o al hermano. De la nobleza salían los miembros de la jerarquía civil o religiosa y debajo de esta estaban los mercaderes que era una clase rica. A medida que aumentaba la distancia desde el centro ceremonial se encontraban las casas de los señores, la gente rica y finalmente en los límites de la ciudad la gente común. La gente común era la clase productiva, que comprendía agricultores, pescadores, cazadores y artesanos. Trabajaban para sus familias y para los señores, sacerdotes, guerreros y funcionarios civiles y religiosos. La esclavitud existió y eran los prisioneros de guerra, los delincuentes, deudores morosos hasta que terminaran de pagar, y algunos de ellos estaban destinados al sacrificio ritual.

Cuando se inició el periodo Clásico, los mayas contaban con una religión bien desarrollada a través de siglos. Siendo básicamente una cultura agrícola, los dioses representaban los elementos esenciales de su vida, principalmente a las fuerzas de la naturaleza que eran personificadas por deidades. Entre los más importantes tenemos a la tierra, el sol (Kinich Ahau), la luna, el agua (Ixchel), la lluvia (Chaac), la vegetación y en particular el maíz (Yum Kax), el cielo (Itzamná), el cacao (Ek Chuah) y la muerte (Ah Puch).

Los mayas fueron básicamente agricultores, siendo el principal cultivo el maíz, además de tubérculos como el camote, la yuca y jícama. El frijol, la calabaza, chiles, el tomate, chayote, cacao, algodón eran cultivos complementarios. Árboles frutales como el mamey, aguacate, papaya, marañón, nanche y guayaba entre los principales. Se complementaban con la caza de animales de los ríos y lagunas, como crustáceos, caracoles, ostiones y otros moluscos, cazaban el tapir, venado, jaguar, puma, pecarí, mono, conejo, tepescuincle, armadillo, quetzal, guacamaya, loros, faisán, codorniz, patos y tortugas entre otros.

Gracias a innumerables representaciones en bajo - relieves de piedra, estuco, pinturas murales y figurillas de barro podemos darnos cuenta de la riqueza del vestuario maya. Los tocados solían ser muy elaborados, con grandes penachos de largas plumas de quetzal, combinados a veces con yelmos de animales (jaguar, águila) o máscaras superpuestas, también se usaban tiaras cubiertas con placas de jade y rematadas con plumas, turbantes e incluso sombreros de ala ancha. El torso del hombre podría estar cubierto por una vistosa capa corta, enjoyada y con flecos de plumas o una piel de jaguar o una especie de chaleco de la misma piel, también podían llevar una manta de algodón a manera de capa larga. El taparrabo era con frecuencia de una gran riqueza, de algodón bordado. El cinturón ceremonial, adornado con máscaras de jade a veces muy ancho y enjoyado. Las sandalias presentaban una gran variedad, con tiras que sujetaban a las piernas o sin ellas, con borla sobre el empeine, la borla puede rematar en plumas o sin ellas; un tablón de cuero trabajado realza el calzado. Las mujeres usaban "huipiles" bordados usados encima de largas faldas que dejan ver sandalias labradas, también la mujer usaba una capita adornada con cuentas de jade y flecos de plumas.

El trabajo en piedra, como en las demás religiones de Mesoamérica, era la principal materia prima a desarrollar, se utilizaba tallada la obsidiana y pedernal para útiles y armas; pulida la piedra caliza, el basalto, diorita, serpentina, jadeíta; para recipientes, morteros, piedras para moler, hachas, cinceles, adornos y pulverizada la hematita y el cinabrio como pigmentos y colorantes.

La alfarería tuvo gran desarrollo, se fabricaban vasijas domésticas, rituales y funerarias, figurillas, máscaras, "malacates" y pesas para redes.

Se tejían mantas y vestidos de algodón y con fibra de henequén se tejían costales y suelas de sandalias, bolsas y canastas, con la madera se fabricaban armas, canoas, mangos de instrumentos y de su corteza se fabricaba papel.




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