Keynesianismo




Postulados de política económica basados en las teorías del economista británico John Maynard Keynes. Su obra más conocida, ‘La teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero’, se publicó en medio de una enorme crisis económica que parecía no tener fin: el desempleo en el Reino Unido había alcanzado el 11% durante la década de 1920 y casi el 20% durante la primera mitad de los años 1930. Según Keynes, la economía ya no funcionaba según los principios clásicos que habían dominado la teoría económica durante más de un siglo, por lo que era necesario diseñar nuevas políticas.

John Maynard Keynes durante la década de 1920 impartió clases en Cambridge y escribió dos importantes obras en las que ya se iba perfilando la que sería su doctrina: ‘Tratado sobre probabilidades’ y ‘Tratado sobre el dinero’. En esta última (muy influida por el reciente crac de 1929 y sus primeras consecuencias) intentó analizar por qué la economía funciona de forma irregular, así como por qué está sujeta a las sucesivas expansiones y depresiones que caracterizan a los ciclos económicos. No obstante, no lograba explicar la problemática de las depresiones prolongadas, fenómeno para el que no existía respuesta si se seguían los entonces vigentes principios de la economía clásica, que consideraban que las recesiones se terminaban por corregir de forma automática. La tesis generalizada era que durante las recesiones aumentaba el ahorro, por lo que se reducían los tipos de interés; estos parámetros fomentarían la inversión empresarial y ésta, finalmente, conduciría a un nuevo periodo de crecimiento económico.

Keynes analizó en profundidad los problemas relativos a las depresiones prolongadas en ‘La teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero’. Argumentó la inexistencia de mecanismos de ajuste automático que permitan a la economía recuperarse de las recesiones. Afirmaba que el ahorro no invertido prolonga el estancamiento económico y que las inversiones empresariales dependen de la creación de nuevos mercados, de la utilización de nuevos adelantos técnicos y de otras variables independientes del tipo de interés o de ahorro. Puesto que la inversión empresarial fluctúa, no se puede esperar que ésta pueda preservar un nivel de pleno empleo y unos ingresos estables. Por ello, aseguraba que debían ser los gobiernos (factor ignorado hasta entonces), los que tendrían que convertirse en instrumentos económicos activos y compensar (a través de políticas económicas adecuadas) la insuficiencia de inversión privada durante una recesión con la reducción de impuestos y, sobre todo, con el incremento del gasto público. Así, defendió los programas económicos de inversión pública que ya se estaban ensayando en el Reino Unido y, muy especialmente, en Estados Unidos, donde el presidente Franklin Delano Roosevelt había afrontado la lucha contra la Gran Depresión con su política de New Deal.

Keynes pensaba que la economía no tendía de manera automática hacia el pleno empleo y que no se podía esperar que las fuerzas del mercado fueran suficientes para salir de la recesión. Supóngase, por ejemplo, que se parte de una situación de pleno empleo pero que, por alguna razón, las empresas deciden reducir su inversión en nueva maquinaria. Los trabajadores que fabrican máquinas perderían su puesto de trabajo, por lo que tendrían menos dinero para comprar bienes de consumo, de tal manera que algunos trabajadores que fabrican bienes de consumo terminarían, a su vez, perdiendo su puesto de trabajo. De esta forma existe un efecto "multiplicador" que lleva a que la economía tienda hacia un equilibrio con menor empleo, producción e ingresos que el anterior. Según Keynes, no existe ninguna fuerza automática que evite este proceso. La reducción del salario no bastará porque, aunque disminuyan los costos de las empresas, también disminuirá el poder adquisitivo de los trabajadores, de forma que las empresas venderán menos. Por lo tanto, la alta tasa de desempleo se debe a que la demanda (y por tanto el gasto) es muy reducida. Sólo la actuación del Gobierno, al reducir los impuestos o aumentar el gasto público, podrá conseguir que la economía vuelva a una posición de pleno empleo. En definitiva, los gobernantes tienen que garantizar una demanda suficiente en la economía para crear y mantener el pleno empleo, pero no debe ser excesiva para evitar que aumente la inflación.




Fuente: Enciclopedia Microsoft Encarta 2001.

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