Los números romanos






Existen dos sistemas básicos para representar los números mediante signos, la numeración arábiga, llamada así porque fue introducida en Occidente por los árabes, y la numeración romana, evidentemente, heredada por los romanos. Además, los números pueden representarse mediante palabras, denominadas numerales.

En la numeración arábiga, cualquier número puede representarse mediante la combinación de sólo diez signos, llamados cifras o dígitos: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9. Por otra parte, la numeración romana se basa en el empleo de siete letras del alfabeto latino, a las que corresponde un valor numérico fijo. Debido a su mayor simplicidad, la numeración arábiga sustituyó al sistema romano en la Edad Media, de tal modo que ya no se usa en la actualidad, salvo en contados casos. En los textos escritos pueden emplearse tanto cifras como palabras, aunque a estas últimas  es preferible usarlas del uno al diez.

Uso de los números romanos.
La numeración romana se basa en el empleo de siete letras del alfabeto latino, a las que corresponde un valor numérico fijo:

I = 1, V = 5, X = 10, L = 50, C = 100, D = 500, M = 1000.

·         Aunque en textos antiguos se usaban a veces letras minúsculas para representar los números romanos, hoy deben utilizarse sólo letras con forma mayúscula. Cuando se refieran a sustantivos escritos en minúscula, se recomienda escribirlo en versalitas – letras mayúsculas, pero del mismo tamaño que las minúsculas:

Siglo V, páginas XIX – XXIII.

·         Y, en versales – letras mayúsculas de imprenta –, cuando vayan solos o se refieran a sustantivos escritos con inicial mayúscula:

Alfonso X, II Congreso Internacional.

·         Cuando los números romanos se usan con valor ordinal, no deben acompañarse de letras voladas:

II Guerra Mundial.

·         Actualmente, no debe repetirse más de tres veces consecutiva una misma letra, así:

El número 333 se escribe con romanos CCCXXXIII, pero 444 no puedes escribirse CCCCXXXXIIII, sino CDXLIV.

Nunca se repetirá una letra dos veces si existe otra que sola representa ese valor; así no puede escribirse VV para el número X, porque ese valor lo representa la letra X.

·         Cuando una letra va seguida de otra de valor igual o inferior, se suman sus valores:

VI = 6, XV = 15, XXVII = 27.

·         El valor de los números romanos queda multiplicados por mil, tantas veces como rayas horizontales se tracen encima:

Hoy en día, se usan los números romanos, casi siempre con valor ordinal, sólo en los casos siguientes:

·         En monumentos o lápidas conmemorativas, para indicar los años: MCMXCIX (1999). Esta costumbre está cayendo en desuso y actualmente lo más normal es usar la numerología arábiga.

·         Para indicar los siglos: siglo XV, siglo XXI, etcétera. Se escriben siempre pospuestos al nombre. No deben usarse, en este caso, número arábigos.

·         Para indicar las dinastías en ciertas culturas: los faraones de la XVIII dinastía. Se escriben normalmente antepuestos al nombre. Pueden sustituirse por la abreviatura del numeral ordinal correspondiente:

La 18° dinastía.

·         En las series de Papas, soberanos, emperadores y reyes de igual nombre:

Juan XXIII, Napoleón III, Felipe IV.

·         En la numeración de volúmenes, tomos, partes, libros, capítulos o cualquier otras división de una obra, así como en la numeración de actos, cuadros o escenas en las piezas teatrales:

Tomo III, Libro II, Capítulo IV, Escena VIII.

·         En la denominación de congresos, campeonatos, certámenes, festivales, etcétera:

II Congreso Internacional de la Lengua Española, XXIII Feria del Libro de Buenos Aires.


Fuente: Revista Algarabía No.123.

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