El Jugador X. Sentar al capitán





Este jugador anónimo afirma que para un técnico es difícil tomar la decisión de sentar a su capitán.

El entrenador no tenía el valor para mantener su decisión de sentar al capitán; al final, perdió su trabajo.

*El Jugador X ha pasado 15 años por las cuatro divisiones del fútbol inglés. Ha jugado en la Premier League y para su país.


Nuestro capitán y mejor hombre no estaba jugando bien. Su mala forma se reflejó en los resultados y batallábamos en el fondo de la Premier League.

Casi todos, en algún punto, fuimos a la banca mientras el técnico intentaba encontrar una alineación ganadora. Esperaba que sentar a alguien le daría un buen escarmiento y mandaría una advertencia para el resto del equipo de que ninguno era titular indiscutible… aunque uno sí lo era: el capitán.

Él se construyó una merecida reputación como nuestro mejor jugador, aunque durante tres meses claramente no lo fue. Los otros empezaron a mascullar sobre ‘la vaca sagrada’. Ellos no dijeron nada en la cara del capitán ni del entrenador, pero crearon pequeñas bases de poder dentro del equipo – pandillas, si quieren verlo así – y lo hicieron a través de conversaciones privadas. La ropa sucia se lavó en el vestidor después de cada entrenamiento.

El entrenador solía nombrar a su escuadra un día antes del partido, cuando ponía a jugar al primer equipo contra un grupo de jugadores alternativos o de reserva, queines vestían chalecos. Si tenías chaleco, no ibas a ser titular.

La mañana de un viernes, para nuestra sorpresa, al capitán le dieron un chaleco. Su rostro se descompuso; parecía que iba a llorar. El técnico se veía incómodo. No soportó verlo así y, tras 15 minutos de entrenamiento, le dijo al capitán que le diera su chaleco a un jugador contrario. El capitán fue titular.

El entrenador intentó convencernos de que estaba mostrando que podía dejar fuera al capitán si quería, pero nadie se lo creyó. En vez de eso, se veía como que no tenía el valor para mantener su decisión de que el capitán no merececía su lugar como titular.

Sus acciones fueron las típicas de los entrenadores con los que he trabajado. El mejor sentará a cualquier jugador, pero necesita sentirse confiado de su puesto. Piensa en José Mourinho e Iker Casillas, quien estuvo en la banca a pesar de haber sido reverenciado como el capitán y símbolo del club y del país.

La mayoría de los técnicos esperan que el problema de una estrella que juega pobremente se resuelva por sí solo. Son reticentes a sentarlo porque a) no tienen el valor; b) el jugador es usualmente muy bueno; c) no quieren perder el apoyo del jugador; d) no quieren a una miserable estrella en el vestidor cuando quizá es más popular que el propio técnico; y e) esperan que el jugador salga solo del bache.

Si Manuel Pellegrini persistía con Joe Hart, habría mostrado a su gente que no iban a ser suplentes, incluso si los estándares caían. Además, más errores podrían significar más derrotas y eso podría llevarlo a perder su trabajo.

Hart no le agradeció a Pellegrini el ponerlo en la banca, pero es en momentos como éste cuando un buen asistente interviene para mejorar las relaciones. No tiene caso que ambas partes tengan contacto directo, porque sus emociones estarán muy descontroladas y se necesitará tiempo para que el jugador entienda que el jefe tenía la razón.

¿Y sobre nuestro capitán? Duro más tiempo que el técnico que no lo sentó.



Fuente: Four Four Two México Año 1 #3 Febrero 2014, p.27.

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