Cuando estudiamos un país determinado desde el punto de vista de la economía política, comenzamos por su población. Parece correcto comenzar por lo que hay de concreto y real en los datos; así, pues, en la economía, empezamos por la población, que es base y sujeto de todo el acto social de la producción. La población es una abstracción si dejamos a un lado las clases de las que se compone.
De acuerdo a lo último, podemos decir que en la población existen familias, tribus, que se limitan a poseer pero no tienen propiedad. La categoría más simple aparece, pues, como relación de comunidades de familias o de tribus con la propiedad. En la sociedad primitiva aparece como la relación más simple de un organismo desarrollado, pero se sobreentiende siempre el substrato más concreto, cuya relación es la posesión.
El dinero puede existir, y ha existido históricamente antes de que existiese el capital, antes de que existiesen los Bancos, antes de que existiese el trabajo asalariado.
Por otra parte, puede decirse que hay formas de sociedad muy desarrolladas, aunque históricamente no hayan alcanzado todavía su madurez, en las que se encuentran las formas más elevadas de la economia, tales como la cooperación, una división de trabajo desarrollada, sin que en ellas exista el dinero.
Aunque el dinero haya desempeñado desde un período antiguo y por todas partes un papel como elemento dominante, no aparece en la antigüedad sino en naciones muy desarrolladas unilateralmente en determinado sentido, en un sentido comercial, y aun en la antigüedad más culta, entre los griegos y los romanos, no alcanza su completo desarrollo suponiendo únicamente el de la moderna sociedad burguesa, sino en el período de la disolución. En las culturas antiguas, el dinero no entraba de ningún modo en las relaciones económicas; así, en el imperio romano, en la época de su perfecto desarrollo, permanecieron como fundamentales el impuesto y el préstamo en frutos naturales. El sistema del dinero, propiamente hablando, se encontraba allí completamente desarrollado únicamente en el ejército, y nunca tuvo participación en la totalidad de la esfera del trabajo.
El sistema monetario coloca la riqueza en el dinero, aunque dependiendo de las distintas etapas históricas y filosóficas imperantes, el objeto de enriquecimiento puede variar. En el mercantilismo la base de la riqueza era la acumulación de metales preciosos, pero después con los fisiócratas la clave de la abundancia era la agricultura; pero con la llegada de los ideales de Smith y los clásicos, la producción y el trabajo ocupan el puesto clave de ser los generadores de la riqueza.
La sociedad burguesa es la organización histórica de la producción más desarrollada, más diferenciada. Las categorías que expresan sus relaciones y permiten la comprensión de su estructura, posibilitan al mismo tiempo, comprender las relaciones de producción de todas las formas de sociedad desaparecidas, sobre cuyas ruinas y elementos se halla edificada, y cuyos vestigios, que aún no ha dejado atrás, lleva arrastrando, mientras se ha desarrollado todo lo que antes había sido apenas indicado.
En los pueblos pastores existe cierta forma esporádica de la agricultura. La propiedad de la tierra se halla determinada por ella. Esta propiedad es común, y conserva más o menos esta forma, según que aquellos pueblos se aferren más o menos a sus tradiciones. Donde predomine la agricultura practicada por los pueblos establecidos, como en la sociedad antigua y feudal, la industria con su organización y las formas de la propiedad que le corresponden, tienen también ellas más o menos rasgos característicos de la propiedad de la tierra.
En la sociedad burguesa sucede todo lo contrario. La agricultura se transforma más y más en simple rama de la industria y es dominada completamente por el capital. Lo mismo ocurre con la renta de la tierra. En todas las formas en que domina la propiedad rústica, la relación con la naturaleza es preponderante. En aquellas donde reina el capital, el que prevalece es el elemento social producido históricamente.
El capital es la potencia económica de la sociedad burguesa que lo domina todo. Debe de constituir el punto inicial y el punto final y ser desarrollado antes que la propiedad de la tierra.
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