Ray Bradbury – La niña que iluminó la noche





Había una vez una muchachito a quien no le gustaba la noche. Jamás salía a jugar en la oscuridad. Desde su ventana veía a los otros chicos jugando sobre el césped. Él se quedaba arriba, en su cuarto, con sus linternas y lámparas y faroles y candeleros y velas encendidas. Completamente solo.


Una vez escuchó un golpe en la ventana. Una niña estaba ahí, en medio de las luces blancas, de las brillantes luces, de las luces risueñas de maravilla. Ella tenía el pelo negro y llevaba un vestido negro. Pero su cara era blanca como la luna.

- Me llamo Negra – dijo. Miró al chico y añadió: - Estás muy solo.
- Me gustaría correr afuera con los chicos, pero me da miedo la noche – dijo el muchachito.
- Yo te presentaré a la noche – agregó – y ustedes serán amigos.

Ella apagó la luz de la entrada.
- ¿Ves? No estoy apagando la luz. Simplemente estoy encendiendo la noche. Y cuando se enciende la noche se encienden los grillos… ¡Y las ranas! ¡Y las estrellas!... ¿Pensaste alguna vez encender la noche?
- No – dijo el chico.
- Entonces, trata de hacerlo – le propuso Negra. Y juntos encendieron la noche en cada lugar de la casa.
- ¡Oh, cómo me gusta esto! – exclamó entusiasmado el muchachito -. ¿Puedo encender siempre la noche?
- ¡Por supuesto! – contestó la niña – Y desapareció.

Ahora el muchachito es muy feliz. Le gusta la noche. ¡Tiene una noche encendida en lugar de una luz encendida!



Fuente: SEP – Mi Libro de Segundo. Parte 2

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