La tarde.
Ruedan las olas frágiles
de los atardeceres
como limpias canciones de mujeres.
La tarde.
Ruedan las olas frágiles
de los atardeceres
como limpias canciones de mujeres.
Un pájaro me despertó con su canto.
Gorjeaba en mi ventana.
Parecía decirme “Ven, asómate”.
¡Y qué hermoso estaba el cielo!
Brotan las flores, están frescas, medran, abren su corola. De tu interior salen las flores del canto: tú, oh poeta, las derramas sobre...