Continuando con las postales de los diferentes invernaderos y lugares que recrean los diferentes ecosistemas de México, en las instalaciones del Parque Bicentenario de la Ciudad de México, en esta ocasión es momento de compartir las fotografías tomadas de la flora del Desierto aquí expuesta, las cuáles espero sean mucho de su agrado.
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Ciudad de México. Parque Bicentenario. Desierto
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Vida en el desierto. Plantas
El desierto se caracteriza por un clima seco y extremoso. En las zonas áridas de nuestro país la temperatura puede variar decenas de grados durante el mismo día. La escasez de lluvias, sin embargo, no impide la presencia de numerosas y exóticas formas de vida vegetal y animal. México es, junto con África, el lugar donde existe mayor diversidad de especies desérticas adaptadas a la sequía, el frío y el calor. El matorral xerófilo, o flora del desierto, por lo general es bajo y pocas especies superan el metro de altura. Las plantas tienen que vivir separadas entre sí para poder aprovechar la escasa agua. En algunos casos, las hojas dan lugar a las espinas para evitar la evaporación; en otros casos, las plantas desarrollan tallos carnosos en los que almacenan agua durante las temporadas más secas. La flora del desierto se caracteriza también por lo llamativo de sus flores de variados tamaños y colores, lo que atrae a numerosos animales como colibríes, murciélagos, abejas y otros insectos que polinizan las plantas. Los frutos son dulces y jugosos, y los animales que los comen dispersan las semillas favoreciendo de esta manera la difusión de cada especie en vastos territorios. La flora del desierto no provee no sólo de alimentos como la pitahaya o la biznaga, sino de numerosas sustancias medicinales, así como de maderas y fibras que se emplean en la elaboración de variadas artesanías. Conservar el desierto nos asegurará de que estos beneficios no se pierdan.
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