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Yanalté. Leyenda del Libro Sagrado

El poeta Mediz Bolio reveló esta leyenda maya fundamental, sin duda la más bella y honda de todas las leyendas indias, y también la más literaria, habiéndola desentrañado de los códices y de los rumores tradicionales del Mayab.

Cuauhtémoc




La sacerdotisa y partera auguró que el futuro del recién nacido sería amargo; los dioses así lo habían escrito, era su designio. Y era evidente: ese día se registró un eclipse, símbolo de mala suerte. Enterraron el cordón umbilical en el campo de batalla, en señal de su profesión de guerrero, como era la tradición de los antepasados. Había nacido el que sería el último emperador azteca. Cuauhtémoc, “águila del crepúsculo”.

Moctezuma Xocoyotzin




Moctezuma significa señor respetable, el más joven descendiente por línea paterna de Quetzalcóatl y de la dinastía tolteca a través de la rama colhua – mexicana, entroncada en Acamapichtli y sus sucesores directos que fueron Huitzilíhuitl, Itzcóhuatl, Huehuemotecuhzoma su bisabuelo y Axayácatl su padre. Por el lado materno era tenido como descendiente del gran chichimeca Xólotl, ancestro de Nezahualcóyotl, señor de Texcoco, su abuelo, padre de Xochicuéyetl, su madre.

Nezahualcóyotl




De niño fue tocado por los dioses como señal de lo que su futuro encerraba; jugaba un día con otros niños y se resbaló a un río… los dioses lo salvaron y lo llevaron consigo al cerro de “las sutiles nieblas”.

Politeísmo




Entre los aztecas existía la idea de un dios único, que se desdoblaba en dos principios, uno masculino y otro femenino; Ometecuhtli y Omecíhuatl, que era la pareja de la que procedían los demás dioses.

Tenochtitlán




El pueblo azteca fue elegido por los dioses para establecerse en la tierra soñada. Este pueblo, al igual que el de los toltecas, procedía de un mítico lugar llamado “Chicomostoc”, que significa: lugar de las siete cavernas. El dios Huitzilopochtli les prometió un paraje que identificarían por determinadas plantas y animales.

Tula




Las tierras de Tula fueron un verdadero paraíso terrenal. El dios Quetzálcoatl amaba a este pueblo y le entregó innumerables riquezas y una extraordinaria cultura.

Teotihuacán




Los dioses crearon en la tierra un lugar bañado con la esmeralda de la vegetación. Todo era perfecto, hermoso y lleno de colorido: Teotihuacán, la ciudad de los dioses.

El calendario azteca




El año civil de los aztecas se dividía en dieciocho meses de veinte días cada uno, a los que se añadían cinco días intercalados que se consideran infaustosos o desgraciados, para llegar al número de 365.

Tanto los meses como los días se representan con jeroglíficos específicos. A su vez, cada mes se dividía en cuatro semanas de cinco días.

El calendario maya




La religión y el calendario estaban íntimamente relacionados, cada uno de los periodos calendáricos tenía una deidad que lo protegía. Los mayas creían en la inmortalidad del alma y en una vida ultraterrena.

Iztaccíhuatl y Popocatépetl




Tonatiuh, “el dios sol” y su familia, vivían en el cielo trece, en un palacio inmenso rodeado de jardines increíbles y sin embargo verdaderos. Habitaban en el reino de la luz perpetua. De la luz de oro. Todo era claridad resplandeciente… No sabían de las noches y sus angustias. Eran felices.

Cuauhshihua (El guardián de los bosques)




Los dioses creadores miraban con enojo a los hombres que iban a los bosques, no a gozar de su belleza, sino a destruirlos.

Veían que los hombres arrancaban los hermosos árboles que ellos habían hecho brotar de la tierra para que lucieran en las montañas y dieran reconfortante sombra, pero los hombres parecían no darse cuenta de la destrucción que llevaban a cabo.

La música, el canto y el baile




Los dioses crearon el mundo, al hombre y su alimento. Y éstos los veían trabajar y vivir en paz, pero aún no estaban satisfechos del todo… algo faltaba, algo que alegrara las almas de sus criaturas y las distrajera luego de una larga jornada de trabajo… con lo que pudieran convivir unos con otros.

El maguey




Los dioses se sintieron muy satisfechos cuando los hombres ya tenían el alimento. Creyeron que ya habían terminado su obra, pero vieron que los hombres estaban tristes y un dios dijo:

- Debemos hacer algo para que el hombre se alegre, y cante y baile y sienta amor por la tierra.

El maíz




El propio Quetzalcóatl cierra su ciclo con el descubrimiento del maíz, “nuestro sustento”.

- ¿Qué comerán? ¡Oh dioses…! ¡Que descienda el maíz, nuestro sustento! – ordenaron los dioses una vez creados los hombres.

El Popol Vuh




El Popol Vuh es el libro sagrado de la conocida cultura quiché – maya. Se le conoce también como el libro del Consejo o del pueblo, y es un testimonio de la manera como los antiguos habitantes de esta zona concibieron los orígenes del mundo, de los dioses y de las varias edades cósmicas.

La creación del hombre




La humanidad atravesó por cuatro soles o “edades” antes de que los dioses crearan al hombre tal y como lo conocemos hoy. Es durante el quinto sol, cuyo principio tuvo lugar hace muchos, muchísimos años en Teotihuacán, bajo la adoración de Quetzalcóatl, que los dioses nuevamente se reunieron, preocupados por establecer una nueva especie humana sobre la tierra.

Los cuatro soles




Cuando los dioses ya habían creado la tierra, el agua y el fuego, los otros dioses de la región de los muertos, llamada Mictlan, se pusieron muy contentos por todo lo creado. Pero se dieron cuenta de que el sol no les había quedado bien pues alumbraba muy poquito y no calentaba.

Hunab




El creador del mundo maya era Hunab, y se creía que su hijo, Itzammá, señor de los cielos, de la noche y del día, había otorgado a los mayas la escritura, los códices y el calendario, Su culto estab asociado a menudo con el de Kinch Ahí, dios del sol.

Opochtli




Una vez que Tezcatlipoca y Quetzalcóatl formaron la tierra, el agua tomó su cauce y fue buena; se llenó de espumas y olas como montes y colores jamás vistos. El agua tenía vida y por eso habitaban en sus profundidades animales preciosos e increíbles, fantásticos, como no los hay en tierra.

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